viernes, 13 de enero de 2017

Por bosques y montañas: tramperos y exploradores

         Por la afición que me une al blog de Playmonep en cuanto a aquellos exploradores de Playmobil aquí va su homenaje. 
   Dentro del entrañable tema del oeste, Playmobil nos ofreció una figura (o figuras) que unían dos de los temas de este género: los indios y la caballería. Esa figura era la del explorador o trampero, un personaje que siempre vivió entre esos dos mundos. 
Su vestimenta llamaba ya de por sí la atención con esos atuendos indios, mocasines, flecos. Y sobre todo el inconfundible gorro de piel de castor o mapache. Pero una barba rubia o canosa delataba su pertenencia a los blancos.
   ¿De dónde venían estos hombres recios, valientes? Poco importaba. Como otros colonos salieron a buscar bosques y praderas vírgenes en busca de pieles para comerciar. Se cruzaron con los indios, lucharon contra ellos, pactaron, negociaron o se casaron con sus squaws. El de la 3397 debió sentirse cómodo entre los sioux (o cheyennes) y les acompañó en sus partidas de caza con su rifle o remó junto a ellos en su canoa río abajo. Quizá era aquel Morgan de Un hombre llamado caballo que se unió a su causa, convirtiéndose en un renegado. O algún descendiente de Daniel Boone. O el mismísimo Buddy Longway, que recorrió las Rocosas en el comic. Sea como sea, el caso es que perdió una mano, quizá contra un oso, y hoy descansa en su caja junto a su amigo indio.

  Las pieles eran su día a día, sí. Que se lo digan si no al de la 3394: "Les vendo esta piel de armiño a cambio de una linterna y tabaco", parece decir. Quizá se aventure hasta Dawson para hacer su trueque. O por Colorado Springs si el tren no se ha demorado. Siempre podrá ofrecerla en el drug-store.
Lo suyo le costó. Su cabaña en el bosque se la hizo el mismo. Su squaw, Pequeña Cierva o Chinook o Estrella Blanca, le espera. Ella quisiera algún utensilio de las squaws blancas. Mientras tanto, atiende el fuego y las tres gallinas que tienen. El invierno se acerca.
      
     El ejército de EEUU pide exploradores, tipos que conozcan bien el medio salvaje y las costumbres indias, que sepan seguir rastros. Y en el ejército se alista el explorador de la 3485. El mayor O'Donnell le asigna a la patrulla del teniente Harris de Fort Glory (aunque en tiempos fue de Fort Bravo). No hay quien le gane siguiendo un rastro. El mayor solo quiere saber una cosa: ¿están los sioux en el sendero de la guerra? Esperad, el explorador se inclina para percibir las señales de humo allá sobre las montañas. Él sabrá hablarles en el momento adecuado para que firmen la paz, pipa de por medio.

Pasado un tiempo se licenciará, dejará Fort Glory y volverá a sus bosques y montañas, a la caza del alce y el oso. Y escribirá su propia página en la historia de los valientes pioneros americanos, aunque sea con su rifle de plástico.

2 comentarios:

  1. Cuestión de tiempo, era una de las referencias sin duda que tenía pensadas analizar puesto que es mi favorita sin duda, esa 3397 es brillante. Buen repaso a los tramperos de la época

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  2. He intentado darle un enfoque entre descriptivo y emotivo. Gracias ;)

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