Epílogo: Cabo de Hornos

   El capitán Lavois, que no imaginaba tal derrota, ha optado por rendirse y ha entregado su sable al capitán Blyton. Así, el derrotado y maltrecho Triton y su tripulación son ya prisioneros de los británicos. El capitán Blyton toma una decisión: ordena a Lewis tomar el mando del Triton, con buena parte de la tripulación del Intrepid, y llevarlo hasta Valparaíso. Allí, pondrá en libertad a los prisioneros bajo palabra. Cumplida su misión, regresará por su cuenta a Inglaterra. 

    El capitán Blyton y sus hombres se despiden de su primer oficial:

    Tras la despedida de Lewis, el capitán da la orden que todos esperaban a bordo: regresamos a Inglaterra. Días después, avistan un paisaje que todos deseaban ver: el cabo de Hornos.

    El cabo de Hornos: el paso del Pacífico al Atlántico. Ahora solo queda navegar rumbo norte: regreso a casa. 

    Han sido casi dos años de navegación a bordo del Intrepid. El capitán Blyton regresa con la satisfacción de haber cumplido con su deber. Ha comprobado que la ruta es viable. Él y sus hombres han ajustado las mediciones de Cook. Han comprobado las grandes posibilidades del Pacífico para el comercio. Han visitado lugares fascinantes, han visto las grandes masas de hielo de la Antártida. Han conocido hermosas nativas, han disfrutado de islas paradisíacas. Han podido ver animales y plantas de las que solo habían oído hablar. Han vivido aventuras, peligros y han salido victoriosos. Y al completar su viaje, han dado la vuelta al mundo.

    Las aventuras del Intrepid, al que hemos estado siguiendo todo este tiempo, terminan aquí. Pero siempre estará dispuesto a servir si se le requiere.