jueves, 16 de junio de 2022

Guillermo Tell (VIII)

    Al día siguiente, temprano, Gessler pone a sus hombres en marcha. Han pasado la noche en la aldea de Sisikon, tras la tormenta en el lago y tras la fuga de Tell.
-No creáis que he olvidado vuestra desobediencia al liberar a Tell ¡Pagaréis cara vuestra osadía, os lo aseguro! Pero antes debemos llegar al castillo de Küsstnach para reunir más soldados para atrapar a ese rebelde del demonio ¡Así que requisad unos caballos y en marcha!




Mientras tanto, Tell, que conoce los bosques y las montañas a la perfección, ha conseguido llegar hasta su casa y se reencuentra con su esposa y su hijo:




-Gessler no se detendrá hasta encontrarme, Hedwig. Y ahora la emprenderá contra todos los montañeses del cantón ¡Tengo que encontrarle yo antes!
-¡Oh, Wilhelm! Esto es tan peligroso... ¿qué va a pasar ahora?-dice su esposa con temor.




Tell convoca a los montañeses soplando un cuerno:




-¡Amigos! Ha llegado la hora que tanto esperábamos. El perjurio de Gessler le ha condenado y él ha condenado a su vez a nuestro cantón ¡Pero este cantón se alzará contra los tiranos y logrará una Helvecia libre!
-¡Hurra!-responden sus amigos.
-¡Seguidme! ¡Por Uri y todos los cantones!




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