Mientras el señor Sholto avisa a la policía, Holmes y Watson buscan pistas que expliquen el asesinato de Bartholomew Sholto. El asesino no pudo entrar por la puerta, pues estaba cerrada por dentro. Pero hay unas misteriosas huellas en la ventana: una huella de zapato y un círculo:
Ese círculo solo significa una cosa: son las huellas de un hombre con una pata de palo ¡Tal como dijo el difunto capitán Sholto!
Si ese hombre entró por la ventana ¿por qué estaba cerrada? Solo hay una respuesta: un cómplice le ayudó a entrar echándole una cuerda. Y ese cómplice solo pudo entrar por un sitio: por el agujero del techo que conduce al altillo, donde estaba escondido el tesoro de Agra. Un altillo que comunica con el tejado.
Por suerte, el cómplice pisó creosota de una garrafa rota y se perciben sus huellas junto al cadáver. Pero ¡son unas huellas pequeñas, como las de un niño!
En ese momento, el inspector Jones de Scotland Yard irrumpe en el cuarto acompañado por un agente. Al inspector no le gusta nada encontrarse con Holmes, al que considera un aficionado entrometido:
Para el inspector solo hay un sospechoso: Tadeus Sholto. Y no le interesan las pistas halladas por Holmes:
Llama a Sholto y le comunica que está detenido en nombre de la Reina. Holmes le asegura que encontrará a los verdaderos culpables. Uno tiene una pata de palo y Holmes asegura que no es otro que Jonathan Small, uno de los firmantes del documento del tesoro. En cuanto al otro... Holmes tiene una ligera idea.
Mientras los policías se llevan a Sholto, Holmes le encarga a Watson una misión: acompañar a Mary a su casa y luego ir a Pinchin Lane, en Lambeth, a la tienda del señor Sherman. Debe pedirle a "Toby" de su parte y regresar cuanto antes:
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