Siguiendo por las salas me encuentro con una talla de Cristo sobre la borriquilla que se sacaba en el Domingo de Ramos. Exactamente la misma talla que llevan en procesión unos campesinos en la película Paseo por el amor y la muerte de John Huston. Huston pudo visitar el museo, pues hay otro tapiz con unos viñadores que aparece al comienzo de la película en las letras de crédito.
Y es el turno de los caballeros. Me podría quedar horas contemplando ese armamento, espadas, escudos y los preciosos cascos franceses "de pico de pájaro", tan típicos de la Guerra de los Cien Años.
En resumen, una visita imprescindible en París para todo amante de la Edad Media. Verdaderas sorpresas en un marco incomparable.
Gran museo. Me alegro que gracias a ellos se conserven colecciones y tesoros que, aunque no les hayan pertenecido originalmente, se han podido salvar gracias a su “expolio”. Son patrimonio de la Humanidad. Muy bueno el tema de las representaciones y transformaciones que han “sufrido” los animales a partir de mezclar atributos de unos y otros. Me encantaría ver un día un narval de Playmobil. Todo se andará. Si quieres disfrutar de un buen armero, como el que nos enseñas, pásate por el Museo Lázaro Galdiano, que está en la calle Serrano de Madrid. Cuenta con una estupenda armería, además de otras colecciones interesantes. Muchas gracias por compartirlo. Un saludo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, aunque preferiría que devolvieran a España las piezas visigodas. Visité el Lázaro Galdiano hace mucho y efectivamente tienen una buena colección de armaduras. Un museo muy curioso.
ResponderEliminarGracias a ti como siempre, Jose. Un saludo