Un silencio sepulcral envuelve la Nochebuena en Polonia. La mirada está
puesta en el cielo invernal. En los hogares todos los preparativos para la
cena, los adornos y los regalos han de estar ya ultimados. El último rayo del
sol ya se ha ocultado en el horizonte, allá en el oeste. Todos salen a la calle
o atisban a través de los cristales. Todos buscan la primera estrella en el
cielo. La noche sagrada acaba de comenzar.
Esa estrella marca el principio de la Navidad. Las
familias polacas pueden ya reunirse en torno a la mesa e iniciar la cena de
Nochebuena. Un miembro de la familia, normalmente el más anciano, lee el
fragmento del evangelio del nacimiento de Cristo. A continuación, se reparte el
pan, mayoritariamente una oblea, como símbolo de paz y amor, así como de la
llegada de Cristo a los corazones de todos los presentes. Tras este rito, se
consumirá un buen número de platos preparados con esmero. Los villancicos y los
bailes prolongarán la celebración hasta bien entrada la madrugada, no sin antes
haber acudido a la misa del Gallo.
¿De dónde proviene este
recogimiento ancestral ante la caída de la noche? Este ritual polaco no está
muy alejado de los ritos judíos del shabbat.
El shabbat es mundialmente conocido
como el día festivo semanal de la religión hebrea y ha originado en castellano
el nombre del sábado. Cada viernes, los judíos de todo el mundo se preparan a
la caída de la noche. Todo ha de estar dispuesto en el hogar: el shabbat se acerca. La madre de la
familia enciende dos velas, las cuales habrán de estar encendidas durante la
cena. El padre toma una copa de vino, la bendice y recita en hebreo el kiddush, la santificación del shabbat. A continuación, bendice el pan y se reparte entre los
comensales. Al día siguiente, sábado, los fieles acuden a la sinagoga. El día
festivo durará hasta la noche del sábado cuando aparezcan las tres primeras
estrellas en el cielo. A la mañana siguiente comenzará el domingo, el primer
día de la semana para los judíos.
La costumbre del shabbat conmemora el séptimo día de la Creación, dedicado por Dios
al descanso, de acuerdo con el Génesis. Tanto la Torá como el
Talmud insisten en la
consagración y observancia del shabbat
y que todo trabajo ha de estar prohibido en ese día sagrado.
Como en el caso del Adviento y su semejanza con
Jánuka, los ritos de la Nochebuena polaca podría ser un ejemplo de los
intercambios culturales llevados a cabo entre judíos y cristianos. Polonia era
el país con mayor número de judíos hasta el siglo XX, por lo que estos
intercambios debieron ser mayores que en otras regiones de Europa. Pero al
mismo tiempo, la búsqueda de las estrellas como señal orientativa en la noche
era común en la antigüedad, más aún en el norte de Europa.
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