Mientras esperan, los guardias se distraen intentando matar el tiempo. Algunos descansan, otros beben una jarra, comen algo, charlan o juegan a los dados.
Mientras reina la paz, formar parte de la mesnada de un noble no es mala vida, siempre que se tenga un buen señor al que servir. Y el conde Gontrand es un gran caballero.
Me gusta la sensación de profundidad que da el arco y que amplía al fondo la estancia. La inspiración ha venido, de nuevo, de Viaje por el corazón de la Edad Media.
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