lunes, 3 de julio de 2017

Aquellas aventuras en mares azules III




Ha llegado el verano, tiempo para oeste y piratas. Siempre me ha parecido que cada época histórica tiene su propia época del año. La Edad Media es la que más abarca, pero el verano es para jinetes, indios, barcos y piratas. Siempre lo fue así en Playmobil y comics. 
Y como ya he hablado del oeste en los anteriores posts, hay que rescatar ahora de nuevo a mis piratas. En aquellas islas del Caribe siempre es verano. Las gaviotas vuelan hacia la puesta de sol.

¡Qué bien venía siempre esa roca secreta de la isla! Ese pasadizo para ocultar el tesoro. Bien lo sabía el viejo Ben Gun, que supo birlarle el tesoro del capitán Flint a John Silver el Largo. También el loro sabía el secreto.

A la sombra de las palmeras, los piratas descansan en la isla. O bien planean nuevos abordajes. O consultan el mapa del tesoro. Pero el ron nunca falta. 




Las aventuras de los piratas cada verano no tenían fin. Y hasta Pippi, como ya conté, navegó en busca de su padre con Tomy y Anika ¡Aventuras! Y eso que todavía no había descubierto los libros de Alfaguara Juvenil, ni Los pasajeros del viento ni Julio Verne ni El Gavilán ni El conde de Montecristo. Y aun así ya encontraba aventuras para mis piratas.
En realidad, aquellas aventuras nunca terminaron. Cada año miro atrás, a aquellos bravos piratas, a aquel barco invencible, a Érase una vez las Américas, a la bandera negra de tibias y calavera. Y sigo navegando junto a ellos por aquellos mares azules.



Y veo un mar azul
con sus aguas que bañan el trópico


Los ranchos de Playmobil

Dentro de la temática del oeste hay que hablar también de los ranchos. Ya sean ricas haciendas cuyos dueños se dedican a extorsionar a humildes competidores o simples granjas para el consumo cotidiano, los ranchos han jugado un papel importante en muchas películas e historias del oeste. Podemos poner ejemplos como Raíces profundas, Horizontes de grandeza o Dos hombres contra el oeste.



En el comic hay que hablar del rancho por excelencia: el Triple Seis, el rancho de Comanche.




En principio, las historias de ranchos hacen que sus personajes no se muevan del sitio. Pero siempre hay peligros que acechan al rancho. Como en Comanche, pueden vivir toda una epopeya defendiendo su propiedad.



Playmobil sacó dos ranchos. El primero a finales de los 80-principios 90: el Silver Ranch (3768),  nombre que de por sí invitaba a cabalgar por praderas y desiertos; una joya que incluía todo lo esencial en un rancho. Aunque solo contaba con dos vaqueros, toda la actividad ranchera estaba presente en la caja. Los establos, el insuperable cartel con el cráneo de búfalo y las barras de marcar ganado (con el pobre ternero escapando a éstas) eran una maravilla que nos trasladaba a lo mejor de John Ford. El cactus indicaba que estábamos en algún territorio del sur, quizá Arizona o Texas.



En los 90 Playmobil sacó un nuevo rancho: el Snake River Ranch (3805). Mantenía la misma estructura del edificio del Silver Ranch, pero con más detalles y figuras.


En el Snake River Ranch estaba el vaquero de traje rojo, como el que llevó John Wayne en varias de sus películas del oeste; el viejo capataz, nada que envidiar al viejo Ten Gallons de Comanche; el herrero y marcador de ganado con su mandil; la vaquera, quizá hija del dueño, como la propia Comanche, o quizá hermana, y sin duda llamada Paty o Maty, de armas tomar, pues se niega a vestir como las señoritas del este, una verdadera Calamity Jane. Y por último el niño, quizá hijo del dueño o simple aprendiz. Un equipo genial. El pino o abeto del fondo nos indica que, a diferencia del Silver Ranch, esta vez viajábamos más al norte, quizá a Wyoming, Colorado o Montana. Otra cosa que me llama la atención de aquellas cajas del oeste de los 90 es su luz crepuscular en las fotos, algo muy del oeste también, especialmente para esos finales en los que el héroe se aleja a caballo con la puesta de sol. Playmobil, como siempre, pensando en todo.


Nunca conseguí ningún rancho de Playmobil. El Snake River estuvo en el DS cierto tiempo y como otras piezas del oeste se me pasó... Solo he podido conseguir al vaquero de rojo y al viejo capataz en mercadillos y ferias. La chica vaquera tengo la de los sobres sorpresa. Pero estoy seguro de que algún día conseguiré el rancho.