miércoles, 20 de diciembre de 2017

Navidades en la Edad Media VII

     Las nieves han llegado ya al feudo del conde Gontrand. El invierno ya está aquí. Pero los campesinos están contentos. Se han aprovisionado bien y han reforzado de musgo las paredes y el tejado de sus casas. Y están contentos también porque con la nieve ha llegado también la Navidad. Y con la Navidad llega al castillo el gran tronco:


  Los campesinos están llenos de júbilo. "¡Natividad! ¡Natividad!" gritan alegres mientras los leñadores arrastran el gran tronco. Lo han seleccionado cuidadosamente de entre los grandes robles del bosque.. Atado a dos caballos, el tronco es arrastrado hasta el castillo.



    Los aldeanos cantan y bailan al paso del tronco. Se alumbran con velas y antorchas, tocan laúdes, panderetas y demás instrumentos. El conde cabalga orgulloso a la cabeza de la alegre comitiva. Los niños se agarran al gran tronco y desean que San Nicolás les recuerde en la noche santa.
  Esta mujer riega el tronco con ponche navideño (wassail, para los ingleses), formulando buenos deseos para esa Navidad y el nuevo año: 


La Iglesia, no habiendo podido acabar con esta costumbre pagana, la bendice simplemente.



 El tronco es arrastrado hasta la puerta norte del castillo:



El gran tronco alimentará el fuego en la Nochebuena del castillo:









martes, 19 de diciembre de 2017

Sala de guardia

   Los guardias del señor del castillo esperan su turno en la sala. Aunque más grande que las viviendas de los campesinos, es también fría y húmeda. El invierno se hace notar.


Mientras esperan, los guardias se distraen intentando matar el tiempo. Algunos descansan, otros beben una jarra, comen algo, charlan o juegan a los dados.



    Mientras reina la paz, formar parte de la mesnada de un noble no es mala vida, siempre que se tenga un buen señor al que servir. Y el conde Gontrand es un gran caballero.


      Me gusta la sensación de profundidad que da el arco y que amplía al fondo la estancia. La inspiración ha venido, de nuevo, de Viaje por el corazón de la Edad Media.









Salinería

    La sal es un bien muy preciado en la Edad Media. No solo es imprescindible para la cocina, sino para conservar muchos alimentos. A falta de frigoríficos y siendo tan escaso y delicado el comercio del hielo, las gentes del Medievo usan la sal. En los países del sur de Europa se extrae exponiendo el agua salada al sol. Pero aquí, en el ducado de Borgoña, se evapora calentándola en calderas o bien en cubiletes de barro cocido. En otras regiones, como en Austria y el sur de Polonia, hay minas subterráneas
  La abadía controla el comercio de la sal en la región. Dentro del complejo abacial está la salinería. Allí se almacena la sal en grandes montones y en toneles. Su comercio proporciona importantes beneficios para la abadía.



    La sal se endurece en algunas partes de la salinería y es necesario partir los bloques que se formen. 
          Los campesinos acuden a la abadía para proveerse de sal al comienzo del invierno. La idea de poner sal de verdad no ha quedado mal al final:


El hermano Martin anota en el registro las ventas de sal. Los campesinos pagan con dinero o bien en especie.








Navidades en la Edad Media VI


   Un libro de divulgación de la Edad Media imprescindible para mí es Viaje por el corazón de la Edad Media. Es sin duda uno de los medios con los que más he aprendido sobre esta apasionante época desde muy pequeño y a quien debo gran parte de mi afición por el mundo medieval. Con guión del historiador Philippe Brochard y dibujos de Hugues Labiano, está dirigido a todos los públicos. Nos presenta una Plena Edad Media auténtica, con especial interés en la vida cotidiana. A través de escenas de la vida en la Edad Media, los autores van presentando los temas de aquel largo período: castillos, aldeas, guerras, universidades, peregrinaciones, trabajo, alimentación, religiosidad, etc. Hoy solo se puede conseguir a través de Todocolección y similares.



   Una de las escenas / actividades que presenta el libro es la matanza del cerdo, una de las actividades clave para prepararse para el invierno.



  Durante un año, las familias de la aldea han engordado a sus cerdos. Lo habitual es uno por familia, aunque las más pudientes suelen tener dos. 





   Toda la familia y vecinos participan en la matanza. El cerdo, una vez muerto, es colocado en una mesa para descuartizarlo. Se recoge la sangre en recipientes, vigilando que no se coagule. Toda parte del cerdo será aprovechada, ya sea para jamones, salchichas, etc. 


    Se trabaja con cuchillos; con fuego, para quemar los pelos; se guardan las tripas, se ahúma la carne. Las nieves están al caer y en la aldea se trabaja duro, pero con ilusión, pues saben que así tendrán provisiones para soportar el invierno.


La matanza es una fiesta para la aldea. Una pequeña fiesta que inaugurará la temporada del invierno. Luego vendrán las grandes fiestas de Navidad.












lunes, 18 de diciembre de 2017

Navidades en la Edad Media V

  Mientras en el castillo se preparan, en la abadía de Fontenay también hay actividad. En el claustro se recoge agua, se cuida la hierba, el huerto, los árboles, aunque las heladas no perdonarán...


   Los monjes cistercienses saben bien lo que es el trabajo. San Bernardo, el gran impulsor de la orden, predicó la austeridad y el valor del trabajo, frente a los monjes de la orden de Cluny, que habían relajado las costumbres y dejaban que los siervos hicieran el trabajo.






La torre del homenaje IV

  Y por último, el puesto de guardia, en la parte superior de esta torre del homenaje o donjon.



      Los guardias del conde otean el horizonte desde las almenas. El frío se hace notar y algunos se cubren ya con capas.



    También del castillo de Peñaranda de Duero es este guardia:






domingo, 17 de diciembre de 2017

La torre del homenaje III

 
   Encima del salón se encuentran los aposentos. La dama Aurimonde, esposa del conde, escucha a un trovador en compañía de su hija Mathilde.




  Es la época del amor cortés y los trovadores recorren Francia desde Provenza a Normandía. Así, se narran las aventuras de los caballeros de la Tabla Redonda, especialmente los romances de Lanzarote y Ginebra y de Tristán e Isolda.


  Como comentamos en otras ocasiones, las figuras femeninas son escasas en las temáticas históricas de Playmobil. Las medievales son una excepción, pues encontramos tanto campesinas como damas de la nobleza. Una pieza muy adecuada sería el tocado para las damas con cinta bajo el cuello (en algún sitio leí que se llama barbeta), tan típico de esa Plena Edad Media (las imágenes son del coro de la catedral de Naumburg, en Alemania):








Mientras tanto, los tocados disponibles de Playmobil encajan bastante bien. 
    Estas damas llevan una vida tranquila, pero sufren como los hombres los peligros de aquella época.







La torre del homenaje II

 
   Encima de las cocinas se encuentra el salón. Como en el caso de las cocinas, una lástima no tener chimenea. Por otra parte, de conseguirla, la reservaré para una estancia más amplia.
    El conde Gontrand invita a su mesa a sus amigos. Manda servir cerveza, vino y pollos. Tiempo habrá de degustar el jabalí y los jamones conservados en sal cuando lleguen las fiestas navideñas.



    A un lado de la mesa, unas grandes hogazas de pan. El pan es en realidad la base de las comidas medievales, justo al revés que hoy. El pan no acompaña a la carne y las verduras, sino al contrario. Estas son el companagium ("acompañan al pan"). El pan actúa más bien como plato o soporte de todo lo demás.



  Para el señor del castillo, agasajar a sus amigos no es solamente una señal de hospitalidad. También intenta mostrarles la riqueza de su feudo. Las cosas no han ido mal este año. Las cosechas y la caza son abundantes. Podrán soportar el invierno.



  En aquel mismo castillo de Peñaranda de Duero hay un panel sobre la mesa medieval:




Además de la caza, los calendarios agrícolas medievales suelen representar el mes de diciembre con personas calentándose al fuego o bien comiendo, insistiendo en la idea de comer alimentos ricos en grasa para combatir el frío. Aquí se puede ver en el del panteón de reyes de la basílica de San Isidoro de León.






viernes, 15 de diciembre de 2017

La torre del homenaje I

   La torre del homenaje, llamada en francés donjon, era la parte más importante y grande de los castillos medievales. Hacía tiempo que venía pensando hacer una con piezas de steck, inspirándome en las creaciones de Playmoblogger y Neperiano. Aunque el punto de partida es el mismo, El señor de la guerra, por supuesto, esta torre o donjon no se sitúa en aquel siglo XI de los normandos, sino a finales del siglo XII, en la Plena Edad Media. Es la torre del homenaje que he preparado para el castillo del conde Gontrand y sus vasallos. Debería formar parte de las entregas de "Navidades en la Edad Media" y así es, pero creo que es mejor que tenga entrada propia:


Vamos a seccionar el torreón para ver las distintas estancias. Este verano vi algo parecido en esta maqueta del castillo de Peñaranda de Duero (Burgos):



    Aunque esta torre del homenaje es del siglo XII, la cocina, en la planta inferior, es igual. Una estancia donde, además de preparar la comida de los señores, es también almacén y despensa para el castillo. Aquí, la de la película:


   No he conseguido imágenes de la escena en que Bronwyn entra a servir en la cocina, que muestra mejor la estancia.



   Los siervos preparan la comida, comprueban las reservas de vino y cerveza. Ultiman todo lo de la matanza y almacenarán la carne que traerán el señor y sus hombres.



  Afortunadamente, Playmobil ha sacado mucho mobiliario y enseres medievales que se adaptan tanto a la nobleza como a las clases populares. Los inconvenientes: el escaso espacio que resulta de colocar las tablas del suelo (no hay modo de lograr una estancia más amplia con cuatro piezas de tablas de suelo de steck), pero recordemos que se trata de una torre seccionada. El segundo inconveniente, no disponer de piezas de carne como jamones o salchichas, pero intentaré comprarlos en la próxima feria.


  El gato no pierde ojo de todo lo que hay en la cocina del castillo.







Scriptorium de la abadía

    Los monjes de Fontenay trabajan en el scriptorium. Allí se copia, se redacta, se investiga, se consultan preciados libros. Copistas, ilustradores, teólogos, todos colaboran en la realización de valiosos códices. Mediante el latín, la lengua vehicular que une aquella aislada Europa medieval, los monjes tienen acceso a las obras y al saber de lugares tan remotos como Irlanda o Hungría.
    La idea del scriptorium parte, una vez más, de la película El nombre de la rosa. Allí, Guillermo y Adso intentan investigar las misteriosas muertes de dos monjes:



   Como en la película, comienza a notarse el frío. Los monjes se calientan las manos. El brasero es bienvenido. Pero a pesar de la llegada del invierno no se detienen en su labor. 


Me gusta la sensación de profundidad que proporcionan estas columnas hechas con contrafuertes:



    El hermano Godefroy trabaja los elementos necesarios para obtener los pigmentos que los monjes usan para dar color a las miniaturas de los códices:



  En un mueble descansan los libros que los monjes consultan y emplean para su trabajo. El resto se encuentra en la biblioteca de la abadía.



Este monje, Arnaud de Poitiers, está copiando un ejemplar de los comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana, obra muy apreciada en aquel tiempo: