Como comentamos, Escandinavia fue la región de Europa que abrazó la fe cristiana más tarde. Fue en Noruega donde se introdujo en primer lugar, por la iniciativa del rey Olaf II el Santo:
En aquel remoto siglo XI, Suecia se resistió más a aceptar aquella nueva religión, a aquel dios del amor frente a sus dioses guerreros de Asgard. Las leyendas presentaron un panorama en el que Noruega era el sagrado reino cristiano y Suecia la tierra de los paganos diabólicos. Esas leyendas cuentan incluso que Olaf II combatió a ¡los trolls! y que los expulsó a Suecia, símbolo del paganismo. Así lo conmemoran en una capilla escandinava.
En la película El manantial de la doncella de Bergman, ambientada en la Suecia medieval como El séptimo sello, se puede ver cómo, aunque los nobles suecos han adoptado el cristianismo, la fe en Odín y los dioses de Asgard sigue latente entre el pueblo llano.
Es curioso, por ejemplo, cómo aunque se impusiera el cristianismo (en la mayor parte impulsado por sus reyes), la gente común de Escandinavia atribuía a las figuras cristianas facultades y cualidades paganas. Por ejemplo, en la novela La bendición de la tierra de Knut Hamsun, escrita y situada a principios del siglo XX, los campesinos noruegos creen que "Dios recorre de noche los caminos y observa lo que la gente hace". Exactamente lo mismo que se contaba de Odín en la era vikinga (recordad aquel capítulo de la serie Vikings), ya fuese andando o volando sobre su caballo Sleipnir.
¿Recordáis el post sobre los orígenes de Papá Noel que publiqué en MOP?
Y lo mismo podríamos decir de la Virgen María, a quien las jóvenes noruegas imaginaban como una doncella rubia a la que rezar para encontrar marido: exactamente igual que Freya, la diosa vikinga del amor. Esta tendencia continuó durante siglos.