miércoles, 18 de mayo de 2022

Piteas de Masalia

    1800 años antes de que Colón se lanzara a navegar hacia el otro lado del Atlántico otro navegante se adentró por un mar desconocido. 
    Masalia (Marsella), colonia griega en la costa mediterránea de la Galia, siglo IV a.C. Los fenicios y sus descendientes cartagineses controlan el monopolio del comercio del estaño en el Mediterráneo. Lo extraen de las minas de las Islas Casitérides, desconocidas para los europeos en esa época. Con el control de este comercio, los cartagineses impiden que nadie llegue a esas remotas costas al impedir que ningún barco no fenicio atraviese el estrecho de Gibraltar, conocido por los griegos como las Columnas de Hércules. Pero hay un navegante griego que está dispuesto a desafiar la prohibición: Piteas de Masalia.




    Al igual que Colón, Piteas ha conseguido reunir una tripulación dispuesta a lanzarse a un viaje tan peligroso. Entre ellos, el sabio Hipómenes, matemático y físico, una ayuda imprescindible para realizar nuevos mapas de tierras desconocidas. Él tiene mapas de navegantes griegos que lograron contactar con Tartessos, pasando las Columnas de Hércules:



    Piteas ha conseguido también un buen barco. Su patrón, Deucalión, confía en poder sacar beneficios del estaño, si consiguen llegar a esas islas, como pretende Piteas. Junto al oficial, Aristeo, supervisa los preparativos del viaje:






    Para un viaje tan largo es necesario cargar la bodega del barco con víveres suficientes, además de los que puedan conseguir en las escalas que realicen:




    Ha llegado el momento de la partida. El barco zarpa del puerto de Masalia con rumbo suroeste. Antes de zarpar, la tripulación ruega a Poseidón, dios de los mares, que proteja a la expedición. Van a lanzarse a lo desconocido, como Jasón o Ulises. Desde la proa del barco, Piteas contempla el horizonte. La suerte está echada. El viaje hacia lo desconocido ha comenzado:















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