lunes, 10 de marzo de 2025

El que clama en el desierto

   Un hombre congrega a multitudes a orillas del río Jordán, en Judea. Para unos es un loco, para otros, un peligro. Y para otros, es el último de los profetas. Se llama Yohanan ben Zacariah, pero todos le llaman "el Bautista". Viste con pieles de camello y dicen que se alimenta de langostas y miel silvestre. Nadie sabe de dónde viene. Algunos dicen que se educó con los esenios, esa misteriosa comunidad de Qumran



- Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos-dice a todos los que acuden a escucharle:


Algunos fariseos se acercan al Jordán e interrogan al Bautista:
-¿Eres tú el Mesías que ha de venir?
-No. -¡Yo soy la voz del que clama en el desierto!



-Yo os bautizo con agua, pero vendrá uno que os bautizará con fuego del Espíritu Santo. Uno cuya venida está anunciada desde remotos tiempos. Uno cuyas sandalias yo no soy digno ni de desatar. En su mano lleva el bieldo con el que limpiará su era ¡Preparad el camino al Señor!


      Un día, el Bautista se detiene silencioso al ver acercarse a un hombre. El Bautista lo señala ¿Quién es?


-¿No debería ser yo el que fuera bautizado por ti?-le pregunta el Bautista.
-Ha de ser así, para cumplamos toda justicia.-responde el hombre.


Y el Bautista arroja el agua sobre ese hombre.
-Este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo.














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