Tendría que haber publicado este post ayer, pero diferentes cosas me ocuparon tiempo. El Madrid está ya en cuartos de final de la Champions, pero el pasaporte ha sido caro de ganar...
El Atleti buscaba la venganza. Y no cualquier venganza: la de haber perdido ante el Madrid no solo en el partido de ida, sino también en las finales de Champions de 2014 y 2016. Y esa venganza parecía fraguarse al llegar el primer gol en el primer minuto de partido tan solo. La incredulidad creció entre los blancos. Nos parecía imposible. El Atleti iba a defender el pase a cuartos como fuera contra su eterno rival. Pero ¿qué le pasaba al Madrid? El fallido penalti de Vinicius nos indicaba que las cosas se presentaban muy mal para nosotros. El tiempo pasaba y el ansiado gol del Madrid que rompería el empate de la ida no llegaba. La humillación de perder en octavos tras haber vencido ampliamente al City solo podía ser peor perdiendo ante el Atleti.
El gol no llegó, pero tampoco ninguno por parte de los rojiblancos. Y, así, llegamos a la prórroga. Y, de nuevo, tocaba viajar en el tiempo. Tras la prórroga, los temidos penaltis. Y, entonces, surgió lo imprevisto con el gol de Julián Álvarez.
El árbitro anuló el gol por haber tocado Álvarez dos veces el balón. Abucheos entre los rojiblancos. La polémica estaba servida.
Con el gol de Rudiger, el Madrid se clasificaba para cuartos. Se pudo hacer mucho más, se pudo salir por la puerta grande de haber jugado mejor. Sin duda.
La próxima parada de Champions será el martes 8 de abril contra el Arsenal. Momentos como el partido de vuelta de octavos nos indican que hemos de estar en guardia.
HALA MADRID
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