Bones se levanta de golpe.
-¡La marca negra! ¡Significa que van a volver! ¡Y sé qué es lo que buscan!
-¡La marca negra! ¡Significa que van a volver! ¡Y sé qué es lo que buscan!
El viejo marinero sube al piso de arriba y busca en su baúl.
Saca un ajado papel y se lo entrega temblando a Jim.
-¡Toma, Jim! Guárdalo y protégelo con tu vida ¡Ponlo a buen recaudo!
Jim lo guarda y mira etrañado a Bones.
-¡Ya están aquí, Jim! ¡Vendrán esta noche! Poneos a salvo tu madre y tú.
Bones se desmaya.
-¿Señor Bones?
Pero el viejo no responde. Jim avisa a su madre y van a llamar al doctor Livesey.
Esa noche, un grupo de hombres asalta la posada del Almirante Benbow. De pronto, escuchan ruido de caballos acercarse.
-¡Huyamos!
Unos soldados al galope salen en su persecución.
-¡Detenedles!-grita el oficial.
Jim, el doctor Livesey y el señor Trelawney, noble de la comarca, llegan a la posada.
-Parece que esos canallas han huido. Ya he dado orden de que los persigan.
Entran en la posada. Todo está revuelto. Bones yace en el suelo.
-¿Está muerto?
-Sí, pero ellos no lo han matado: lleva horas muerto.-dice el doctor.
-Me pregunto qué buscaban...-dice Trelawney.
-Creo que yo lo sé, señor...-dice Jim. Y les enseña el papel que le dio Bones.
Trelawney mira el papel asombrado.
-¡Por Júpiter! ¡Pero si es el mapa de un tesoro!
-¿En serio, señor? Entonces debe ser el del capitán Flint. Bones me contó que navegó a sus órdenes.
-¿Flint, dices? ¡Pues claro! El famoso pirata.
-¿Pirata?-pregunta el doctor.
-¿Se da cuenta, Livesey? ¡El tesoro del capitán Flint!
Los soldados regresan.
-Con su permiso, señor. Los fugitivos han huido. Tenían una barca en la playa.
-Bien, buen trabajo, teniente. Pueden retirarse.
-¿Se dan cuenta, caballeros? ¡El tesoro de Flint es nuestro! Tenemos el mapa. No queda más que contratar un barco y marchar a la caza del tesoro ¡Y tú vendrás con nosotros, Jim! Después de todo, es a ti a quien confió Bones el mapa ¿Qué me dices?
-Mi madre me dejará ir si usted va, doctor.
-¡Ajá! Ya no tiene excusa para acompañarnos, Livesey.
-Un momento, Trelawney. Ir a la búsqueda de un tesoro no es cualquier cosa. Habrá que mantenerlo en secreto. Y sé de alguien a quien le costará...
-¿Quién?
-Usted, Trelawney.
-¡Qué sandez! ¡No se hable más! Mañana iré a Bristol a contratar un barco y tripulación. Les avisaré cuando todo esté dispuesto ¡Caballeros, en marcha hacia el tesoro!
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