Febrero de 1520. La expedición de Magallanes continúa navegando por la costa oriental de Sudamérica en busca de un paso hacia el mar del Sur. Se internan en el estuario del río de la Plata, descubierto por Solís. Pero Magallanes y sus capitanes comprueban que se trata de agua dulce: no es el paso que están buscando.
Primavera. La expedición llega a los 49º latitud sur. La temperatura desciende considerablemente. Avistan bloques de hielo, focas y pingüinos.
Los españoles jamás han visto a estas aves y las toman por patos.
Las estrellas han cambiado y ya no se divisa la Polar. Magallanes conoce el viaje de Vespuccio por estas latitudes. Sabe que hay otras constelaciones y que debe guiarse por la Cruz del Sur.
En estas latitudes es otoño. Los capitanes se reúnen con Magallanes y le convencen de atracar en esa bahía, a la que bautizan como de San Julián, por la temperatura. Las velas se hielan y el frío es intenso.
En abril, estalla un motín. Gaspar de Quesada, capitán de la Concepción, libera a Cartagena. Todas las naves se rebelan, excepto la Trinidad y la Santiago ¿Qué pasará ahora?
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