Siglo XVIII, costa occidental de Inglaterra. El joven Jim Hawkins lleva con su madre una posada llamada Admirante Benbow.
Un día, llega a la posada un hombre con aspecto siniestro.
-¡Muchacho! ¡Ron!
-Sí, señor.
Tras echar un trago, el siniestro personaje pregunta:
-Dime, chico ¿vienen muchos clientes por aquí?
-Pocos se aventuran tan lejos.
-¿No? ¿Conoces a un marinero llamado Bill Bones?
-¿Bones, señor? No.
El hombre echa un vistazo a su alrededor.
Luego, apura la jarra de ron y se marcha corriendo. Una voz pregunta desde la escalera:
-¿Quién era, Jim?
-No lo sé, señor Bones. Era un tipo muy siniestro. Ha bebido una jarra de ron y se ha marchado corriendo.
El viejo marinero se acerca a la barra y descorcha una botella de ron.
-Dime, ¿tenía ese hombre una sola pierna?
-No, señor. Pero tenía una cicatriz horrible...
Tras beber un trago, Bones suspira:
-¡Perro Negro! Era Perro Negro, no hay duda... Si él está aquí, los otros no pueden andar lejos...
-¿Quiénes, señor?
Tras beber otro trago, Bones mira al suelo.
-En otro tiempo, estuve a las órdenes del capitán Flint ¡El famoso capitán Flint! Ahora, los que quedan de su tripulación me están buscando porque...
-¡Tranquilo, muchacho! Podría partirte el brazo...
Jim ve que se trata de un ciego. El hombre lo agarra con fuerza.
-Chico, llévame hasta Bones y no te resistas.
Apoyándose en el hombro de Jim, el ciego llega a donde está sentado Bones, que lo mira aterrorizado.
-Ha venido un amigo tuyo, Bill...-dice el ciego con una sonrisa siniestra.
-¡Pew!
-El mismo ¡Cuánto tiempo, amigo mío!
-Muchacho, acerca su mano a la mía.-le ordena el ciego a Jim.
Pew le entrega a Bones una hoja de papel.
-Toma, Bill. Un regalo de tus camaradas...
El ciego se vuelve riéndose hacia la puerta y se marcha.
Bones mira la hoja y se le hiela la sangre.
-¿Qué es, señor?
-¡La marca negra!
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