Y, sin embargo, ¿qué era lo que a la pequeña María le gustaba más de todo? ¡No os lo vais a creer si os lo cuento! A última hora había descubierto bajo el árbol de Navidad a un tipo pequeño, que parecía estar esperando a que alguien se fijara en él.
Su presencia dejaba bastante que desear, ya que, aparte de que su cuerpo, tan alargado y robusto, no parecía encajar muy bien con sus piernas tan delgadas, su cabeza también resultaba excesivamente grande:
Un precioso uniforme realzaba extraordinariamente su aspecto. Lucía chaquetilla de un vivo color violeta de oficial de húsares, con cordones blancos, pantalones haciendo juego y unas botas preciosas. Tan solo resultaba un tanto extraña una insignificante capita estrecha, tallada en madera, que colgaba de sus hombros. María quedó prendada del singular hombrecito en cuanto lo vio.
Estaba contemplándolo cuando su padre levantó la capa de madera que tanto le había sorprendido y el hombrecito abrió la boca mostrando dos filas de pequeños y afilados dientes.
María colocó entre ellos una nuez y... ¡crac!, el hombrecito le dio tal mordisco que la cáscara se rompió y dejó caer el fruto en sus manos. ¡Era un cascanueces!"
E.T.A. Hoffmann
El Cascanueces
No hay comentarios:
Publicar un comentario