miércoles, 23 de junio de 2021

Pecios en el cómic

   En los cómics de aventuras en el mar raro es aquel en el que no aparezca un pecio. Con este nombre llamamos a todo barco hundido, naufragado, desguazado, abandonado, en ruinas. En el mundo del cómic, ir a la búsqueda de un pecio supone siempre  lanzarse a la aventura submarina. La mayoría de las veces, en busca de un tesoro oculto en su interior, o bien un valioso cargamento secreto, contrabando, drogas, etc. Un escenario inquietante y espectacular, al mismo tiempo.
    No hay duda de que el pecio más famoso de la historia del cómic es el que aparece en El tesoro de Rackham el Rojo de las aventuras de Tintín. El pecio del Unicornio: el barco del caballero de Hadoque, antepasado del capitán Haddock.



 Hergé nos muestra en la que es una de las viñetas más emblemáticas de Tintín al protagonista, enfundado en su traje de buzo, caminando por el fondo del mar Caribe. La imagen es impresionante, con el Unicornio devorado por la acción del agua y las algas (y por la forma en la que se hundió), restos sepultados en la arena del fondo, peces, medusas, anémonas... Todo un emblema de la aventura submarina.
  Siguiendo la estela de Hergé, Victor Hubinon presenta un pecio parecido en El oro del San Cristóbal: una de las aventuras del pirata Barbarroja. En esta aventura, el capitán busca el pecio del galeón almirante de la flota española que transportaba el oro del Nuevo Mundo a España.  El pecio del San Cristóbal se encuentra en la Cala Negra: una isla volcánica en el Caribe. Al no estar inventado todavía el submarino ni el traje de buceo, Barbarroja desciende hasta el fondo del mar respirando a través de una bombona de aire comprimido. Como se puede ver en la viñeta, unos pulpos vigilan el codiciado pecio:


  En otra aventura del pirata tuerto, El tesoro de Barbarroja, los protagonistas encuentran el pecio de un galeón arrastrado por un tifón. Hubinon pone todo su talento para dibujar barcos para mostrarnos los resultados del viento y las corrientes marinas en el galeón, o en lo que queda de él:



     Otro pecio de aquel siglo XVIII es el que aparece en el cómic sobre la aventura y desaparición del  navegante francés Jean-François de La Pérouse en aguas del Pacífico. Perteneciente a la serie Grandes héroes: el descubrimiento del mundo y dibujado por Carlo Marcello, el cómic nos muestra los pecios de las dos fragatas de la expedición: la Astrolabe y la Boussole.




   Sin salir de aquella edad de oro de la navegación, encontramos un pecio en La sangre de los cobardes, una aventura policíaca de Jean-Yves Delitte, otro maestro del dibujo de barcos. El pecio de un antiguo barco inglés se encuentra varado en una playa con marea baja. Junto a él se observan también restos de otras embarcaciones podridas por la humedad:





   Otro siglo después, el dibujante Franz nos muestra el pecio de un galeón cargado de tesoros en La ruptura, una de las aventuras de Lester Cockney. Situado en la costa alicantina, cerca del cabo de San Antonio, el narrador de la historia y padre del protagonista encuentra una fortuna entre los restos del galeón:



    Otro pecio más moderno es el que encontramos en La guarida de la morena, una de las mejores aventuras de Spirou y Fantasio. En aguas del Mediterráneo, los protagonistas, con la ayuda de un submarino individual inventado por su amigo el conde de Champignac, encuentran el pecio del Discreto: un carguero hundido con montones de lingotes de oro en su interior. El dibujante, André Franquin, nos muestra la oscura e inquietante silueta del pecio, varado en las profundidades:



    Otra viñeta interesante de un pecio es la que nos ofrece Maurice Tillieux en Los barcos del crepúsculo, una de las aventuras del detective Gil Pupila. Se trata de un barco que los protagonistas tienen que buscar en el puerto del pueblo francés de Quillebeuf:


    En otra aventura de Gil Pupila, El guante de tres dedos, aparece otro pecio no menos interesante y mejor conservado. Este pecio se encuentra varado en una playa del emirato ficticio de Gomen, en el Golfo Pérsico:


    Siguiendo la línea de Tillieux, llegamos a El decimotercer apóstol, una emocionante aventura de Natacha, la intrépida azafata creada por François Walthéry. En esta impresionante viñeta, la protagonista bucea por las profundidades del Mediterráneo, en la costa de Turquía, hasta encontrar un submarino hundido de la II Guerra Mundial:



     Otros impresionantes pecios de acorazados aparecen en El cementerio de los gigantes, una aventura de El club de los Cinco, de S. Rosenzweig y B. Duffosé:


   Otro cementerio de barcos es el que aparece en La banda del Dragón Despeinado, la aventura de Superlópez en Japón. En ella, el (anti)héroe español tiene que encontrar una bomba americana de la campaña del Pacífico cerca del archipiélago nipón. Entre los restos de barcos y aviones del conflicto, Superlópez encuentra finalmente la bomba:








4 comentarios:

  1. No soy muy de comic, pero una serie de volúmenes sobre batallas navales que merecen la pena si a uno le gusta el tema histórico-militar. Algunos son de Jean-Yves Delitte.

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    1. La conozco, pero no he leído todavía ninguno

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    2. Es cuestión de que pase el tiempo, y luego comprar a precio de saldo en wallapop.

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    3. Pues sí porque los precios...

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