Dentro del mundo íbero uno de los temas que más han atraído la atención es el de la devotio ibérica. Por este nombre conocemos a la costumbre descrita en las fuentes grecorromanas de los guerreros íberos de jurar lealtad hasta la muerte a un caudillo o líder militar.
Parece que este clientelismo fue común entre las tribus íberas de Hispania, desde Almería hasta Gerona.
Esta entrega por parte de los guerreros íberos llamó la atención de griegos y romanos. Según cuentan, los íberos llevaban con ellos un recipiente donde guardaban un veneno extraído de la ranunculus sardonia. Los guerreros que eran hechos prisioneros tomaban este veneno. Dicho veneno deformaba los músculos de la cara provocando una mueca similar a la risa, lo cual horrorizaba a los soldados romanos, que creían que el espíritu de estos suicidas les seguiría desde el Más Allá.
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