Todo el mundo sabe que Franco designó al rey Juan Carlos I como sucesor siendo este príncipe en 1969. Y que la proclamación como rey fue en 1975, dos días después de la muerte del dictador. Pero lo que pocos saben es que Juan Carlos no fue la primera opción de Franco. Antes de elegir al nieto de Alfonso XIII, uno de los candidatos que barajó fue Otto de Habsburgo.
    Otto era el hijo y heredero del último emperador de Austria-Hungría: Carlos I. Por lo tanto, fue el último archiduque austriaco. Tras la abdicación de su padre, Otto marchó con su familia a Suiza. Más tarde, vivió en Portugal y en España. 
    Durante la Segunda Guerra Mundial, Otto huyó a EEUU ante el odio de Hitler hacia los Habsburgo, a los que despreciaba y acusaba de la decadencia de Austria. Otto, a su vez, se había pronunciado en contra del régimen nazi y del Anschluss (anexión de Austria por parte de Alemania) de 1938. Tras la guerra, participó activamente en la formación de la CEE y fue eurodiputado de la CSU (Unión Social Cristiana de Baviera) de 1979 a 1999.
    Es bien conocida la admiración que Franco tenía por los Austrias (Habsburgo), por haber construido y gobernado la España imperial, especialmente por Felipe II. 
    El dictador quiso emular al rey en cuyos dominios no se ponía el sol imitando su estilo escurialense en sus edificios.
    Por eso, antes de decantarse por Juan Carlos y otros pretendientes de la rama borbónica, como Alfonso de Borbón (quien incluso se casó con la nieta del dictador) o el carlista Javier de Borbón-Parma, Franco posó su mirada en Otto. Un Habsburgo sin trono, lejos de los liberales Borbones y los masones Saboya, era el candidato idóneo para un régimen que exaltaba el pasado imperial y que extendía el espíritu irredentista de Ramiro de Maeztu y otros pensadores pre-guerra civil. Pero Otto rechazó la oferta de Franco, alegando que él solo podía ser pretendiente de un trono, el austriaco, por mucho que sus antepasados ocuparan el español allá por los siglos XVI y XVII. 
    De este modo, los sueños imperiales de Franco se desvanecieron (allí y en Hendaya) y recurrió a los Borbones, como ya se había recurrido en 1814 y en 1875. Es decir, cada vez que un régimen ha caído en España. Y la única oportunidad de Otto de acceder a un trono se desvaneció también. Y así, Juan Carlos I se convirtió en rey. Pero no de una dictadura, sino de una España nueva y democrática.
    ¿Cómo habría sido España si Otto hubiera aceptado el trono? ¿Habría mantenido el hipotético Otón I de España el régimen franquista o habría apostado por la democracia, tal como apunta su europeísmo? Ignoramos si Otto se arrepintió alguna vez de no haber aceptado la oferta de Franco, ya que nunca consiguió que se restaurase la monarquía en Austria. Murió en Baviera en 2011 y fue enterrado en Viena con honores de emperador en la cripta de los Capuchinos.
Con su muerte, se cerraba una página de la historia y su propia historia: la del hombre que no pudo reinar.






 
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