En una ocasión, el ingeniero alemán Wernher von Braun, figura esencial de la NASA y uno de los artífices del programa Apolo, que consiguió que el ser humano llegase a la luna, declaró:
Sin Segovia no existiría Isabel.
Sin Isabel no existiría Colón.
Sin Colón no habría América ( EEUU más bien).
Sin América no habríamos llegado a la luna.
Sin Isabel no existiría Colón.
Sin Colón no habría América ( EEUU más bien).
Sin América no habríamos llegado a la luna.
Sabemos del origen oscuro de este personaje, nacionalizado estadounidense, que formó parte de las SS y que creó los V7, los cohetes que inspiraron a su vez a Hergé para diseñar el cohete lunar de Tintín.
Curiosamente, mucho antes de conocer esa declaración de Von Braun, realicé un cómic sobre el descubrimiento de América en el que aparecía, al final, la reina Isabel la Católica diciendo que "Colón ha regresado convertido en el campeón de una nueva humanidad. Y esa humanidad será digna de explorar las inmensas maravillas de la Tierra y las inmensas maravillas de las estrellas". En realidad, copié el discurso que realiza Rustichello de Pisa (David Warner) en la magnífica serie de Marco Polo, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones. Pero realmente, la conexión entre el paso dado por la reina Isabel al aprobar el viaje de Colón y la llegada del ser humano a la luna en 1969 está ahí.
No solamente por la conexión que planteó Von Braun. También porque el genovés se atrevió a cruzar un océano desconocido que nadie había cruzado antes (a excepción de los vikingos y quién sabe si otros, al menos él lo difundió) y su descubrimiento hizo posibles otros viajes a lo desconocido: el descubrimiento del Pacífico, la primera vuelta al mundo, el descubrimiento de la Antártida, etc. Hazañas que componen una larga cadena que lleva hasta 1969: a la de Armstrong, Collins y Aldrin.
Sí, y si no hubiese sido porque los habitantes de una ciudad castellana llamada Segovia no hubiesen elegido a una mujer como reina, frente a otra que le tocaba realmente reinar (su sobrina Juana la Beltraneja), aquella soberana no habría podido aprobar el viaje del genovés.
Y si los romanos no hubiesen construido Segovia, la inmortal ciudad del Eresma, testigo del paso de los siglos, seguramente Isabel no habría encontrado valedores que hubieran sabido ver que aquella joven rubia de ojos azules tenía la capacidad y el liderazgo de unificar España, el sueño de sus antepasados, y de terminar la Reconquista después de 800 años.
Porque entre tanto demonizarnos y arrodillarnos ante la Leyenda Negra, no está de más mirar estas conexiones, que miran a su vez a nuestra historia.
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