El miércoles nos llegaban las terribles noticias desde Valencia: la terrible DANA se saldaba con 51 muertos. La cifra era ya escalofriante de por sí: no imaginaba que en España se pudiera vivir un escenario propio de Luisiana, Florida y Honduras. El escenario era propio de una guerra.
Las cifras aumentaron a 70 esa tarde y al día siguiente, a 94. Se sumaban también las víctimas y destrozos en Albacete, Cuenca y Málaga. Y entonces, se produjo otro escenario de guerra: el de señalarse quién era el responsable. La DANA, la más terrible de los últimos sesenta años, demostraba la inutilidad del estado de las autonomías: alarma enviada tarde tras el aviso de la AEMET, ejército avisado tarde, esto es cosa de la Comunidad Valenciana, esto es cosa del gobierno central... Ambos están frotándose las manos porque el estado de las autonomías les beneficia. Y mientras tanto, es la gente la que la sufre. Y no solo eso. El mismo miércoles, los diputados del PSOE y sus socios se quedaron en el Congreso de los Diputados mientras el resto abandonaba el hemiciclo en solidaridad con las víctimas ¿La razón? Asegurarse los consejeros en TVE. La imagen fue en directo y quedará para la historia. Historia de la vergüenza. E incluso una diputada de Sumar declaró: "Los diputados no estamos para achicar agua". Pero para recoger bolitas de plástico en Galicia este año bien que fue. Seamos francos: el patriarcado y el "ellos y ellas" es un tema de mucha mayor importancia y trascendencia para esa gente.
La inoperancia dio lugar a saqueos en comercios y viviendas, una situación propia de las catástrofes de EEUU. Pero esta vez era aquí, en nuestro país. La rabia comenzó a aumentar, no solo entre los afectados, sino entre todos los que seguíamos la noticia desde la televisión e internet. El rey Felipe VI enviaba a la Guardia Real y a los operativos de la Zarzuela.
Ningún movimiento se veía por la Moncloa...
Solamente los bomberos, la guardia civil y la UME actuaban en el terreno. La escena de los ancianos de la residencia de Paiporta, centro de la catástrofe, sobrecogía a todo un país.
No solo eso. Las cifras de desaparecidos aumentaban. Cientos de familias no sabían dónde se encontraba su padre, su hermana, su hijo, etc. Por redes sociales, muchos nos dedicamos a difundirlo. Y unido a las donaciones, es lo que muchos hemos podido hacer ante esta tragedia. Los afectados de Paiporta y los pueblos de alrededor de esa parte del Turia se habían quedado sin agua, sin electricidad, sin gas. Ni un gobierno ni otro (un gobierno solo debería tener una cabeza, en la Edad Media se decía que "dos cabezas era algo monstruoso") se ocuparon de esto.
Entonces, los medios se lanzaron a informar. El jueves, víspera de Todos los Santos, Iker Jiménez, desde su programa Horizonte, se trasladó a Paiporta para mostrarnos un escenario propio de una guerra. Ya había caído la noche. Entonces, Iker hizo algo inédito: pidió a los vecinos que desde sus ventanas y balcones denunciaran su situación, pidieran lo que necesitaran. El propio Iker se emocionó ante el testimonio de los afectados. Y también ante la solidaridad que habían mostrado los habitantes de Valencia capital, otros pueblos valencianos y otros puntos de España. Portugal e Italia enviaron efectivos. Bomberos franceses de manera voluntaria acudieron también. Pero la mayor solidaridad fue de los propios españoles. Las fotos de voluntarios en riadas, una riada de ayuda tras la riada de muerte, están ahí:
La imagen era y es emocionante. Cientos, miles de personas acudiendo a ayudar, con cubos, palas, escobas, de todo. Los bancos de alimentos actuando con cientos de voluntarios. Voluntarios que han repartido botellas de agua, comida, ropa, productos de limpieza. Extraordinario. Donde no llegan los gobiernos, llega la gente. Hechos, no palabras. Se acabó la era de los eslóganes y la tontería.
Al ver a aquellos voluntarios, pensé en todos los mensajes, valores y demás cosas "bonitas" que nos han predicado siempre, desde muchos ámbitos. Y al fin lo tenía ante mí. No era la primera vez: la experiencia del IESO Aries XXI de Valdeluz este curso pasado me había hecho ver ya muchas cosas. Si había víctimas del cáncer de mama, la "feliz" idea es poner cosas rosas. Pero los chavales, concretamente una chica, les dieron una gran lección a las autoridades: hechos, no palabras. Esa chica se dejó crecer el pelo para donarlo para pelucas para las mujeres con quimioterapia. Así es. Y como tutor, no pude estar más orgulloso. Ante el bullying solo se les ocurre poner frasecitas y adornar muros. Yo pedí actuar con un instrumento maravilloso que se nos olvida: la ley. Pero, claro, eso supone que los esquemas de los que están en el poder (directores, no solo los ministros y delegados) se rompan. Y para ellos, eso es inaceptable: es mejor ocultarlo. Pero si te mantienes firme, sin importarte las consecuencias, el resultado es extraordinario. Hechos, no palabras. Y ahora, en la DANA de Valencia, lo he comprobado de nuevo. Donde no llegan las autoridades, llega la gente.
El ejército llegaba por fin el viernes. Si hubiera actuado desde el principio con los zapadores, como aconsejaba el coronel Baños, para despejar carreteras y demás vías ¡todo habría llegado antes! "No, ellos son los que tienen que llamarlo; no, son ellos". Qué conciencias más tranquilas y qué bien deben de dormir nuestros políticos.
En los momentos cruciales de la historia de España, el pueblo ha actuado por sí mismo. Como en la Guerra de Independencia. No hay mayor patriotismo. Y todo esto está pasando en mi querida Valencia, donde pasé el memorable puente de mayo de este año. Vaya con este recuerdo mi homenaje para esta tierra que está sufriendo.
Recorrer la Ruta del Agua de Chelva es adentrarse en un paisaje de rocas propias de los cañones del oeste americano, como si fuéramos a buscar oro.
Más impresionante resulta todavía el acueducto romano de Peña Cortada:
Y Valencia, espectacular, a la que no había vuelto desde 2001, ahí estaba de nuevo, con sus calles, plazas, palacios. La Lonja, joya de la ciudad y de sus siglos de esplendor:
La catedral, donde se custodia el que muchos creen que es el verdadero Santo Grial:
Las Torres de Serrano, imponentes, testigos de la historia de la capital del Turia:
El viejo barrio del Cabañal y la Playa de la Malvarrosa, emblemas también de Valencia, con paella incluida.
Y este magnífico mural de homenaje al gran ilustrador José Segrelles:
Y, por supuesto, la Ciudad de las Artes y las Ciencias:
Visita obligada a la Albufera, también con paella incluida:
El magnífico castillo de Benisanó, donde estuvo recluido el rey Francisco I de Francia tras ser capturado por las tropas españolas en la batalla de Pavía:
Desfiladero de los Pantaneros en Chulilla, otra joya natural valenciana:
El cierre ideal fue el partido de final de la Copa de Europa con la victoria del Real Madrid. Un puente con montones de buenas sensaciones, en un curso clave para mí. Gracias, Valencia; gracias, clase.
Ahora es la hora de la solidaridad.
La verdad es que yo no he visto ninguna diferencia entre España y un pais del llamado tercer mundo: ausencia total del estado, saqueos masivos, falta de lo más básico... en fin toda la vida pagando en impuestos la mitad de tus ingresos y ahora que lo has perdido todo, te dejan tirado. VERGUENZA.
ResponderEliminarTal cual
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