martes, 21 de enero de 2025

La expulsión de los judíos

   Segovia, marzo de 1492. Los reyes Isabel y Fernando reciben a Abraham Seneor, rabino y jefe de la aljama (comunidad judía) de la ciudad y tesorero de la Santa Hermandad (la policía de la época). El líder judío cuenta con la confianza de la reina y su aportación económica a la guerra de Granada ha sido esencial.


Pero una voz surge en la corte: un personaje hace su presencia en la sala.


    Es Tomás de Torquemada, dominico e inquisidor general de Castilla y Aragón. Un personaje influyente y temido. 


    Aunque de familia conversa, Torquemada no oculta su desprecio por los judíos. Recuerda a los reyes el asesinato de un niño llevado a cabo en Toledo un año antes. Los murmullos se extienden por la corte. Torquemada sabe del impacto que este asesinato ha tenido en el reino y el hecho de que se haya acusado a los judíos de cometerlo. Sabe que podrá encaminar ese odio hacia sus fines: la expulsión de los judíos.


El inquisidor lanza un sermón acerca de la culpabilidad que todos los españoles tendrán si siguen permitiendo la presencia de los "asesinos de Cristo" en los reinos de sus católicas majestades.


    Abraham Seneor suspira. Sabe desde hace tiempo que el odio a los judíos ha crecido y que por mucho dinero que haya aportado a la Corona y por mucho que sea un protegido de la reina, el futuro de los hebreos en España pende de un hilo.

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