viernes, 10 de marzo de 2017

Francisco: mi héroe

 En muchos momentos como ahora en los que estoy bajo de ánimos y lo veo todo negro, acudo a mi héroe, a su mensaje y todo cuanto nos dejó: San Francisco de Asís.



 Francesco di Bernadone, il poverello di Asissi, fue una figura única, irrepetible. Realmente ha sido una de las pocas personas en la historia junto con Cristo que han vivido realmente el cristianismo, sin hipocresías ni conformismos. Francisco fue (y sigue siendo) una respuesta, un valor seguro para una Iglesia decadente, alejada de los pobres. Y la Iglesia lo sabía...


  Francisco tenía todo para ser feliz. Al menos lo que entonces y ahora entendemos: joven, apuesto, hijo de uno de los comerciantes más ricos de la ciudad de Asís, un futuro próspero, una educación privilegiada y refinada, una infancia mimado, criado en el lujo. Pasó una juventud como verdadero playboy medieval, frecuentando tabernas, fiestas, vino y mujeres. Se apartó y rechazó a mendigos y leprosos.
La guerra fue la opción más atractiva para él y sus amigos. Ser caballero suponía más riqueza, más fama, más fans histéricas a su alrededor... Aquello le convertiría en la estrella de Asís. Perugia era el enemigo de la ciudad y los peruginos debían ser aplastados. Pero la guerra no era lo que se esperaba...


  Derrotado, hecho prisionero y luego liberado, enfermo, regresó a Asís desanimado. Postrado en cama, había perdido todo el entusiasmo de la juventud.  Un día empezó a descubrir cosas que había a su alrededor y en las que nunca había reparado: los pájaros cantando en su ventana, los árboles y las flores del campo, los mendigos, los leprosos... Y entonces, fue como si despertase de un sueño. Sus padres estaban horrorizados: aquel ya no era el despreocupado niño de papá que no veía más allá de sus narices. 
    Francisco descubrió una iglesia en ruinas, cerca de Asís, San Damiano, y allí oyó una voz que le dijo: "Francisco, ve y reconstruye mi iglesia".



  Entregó sus posesiones a los pobres, lo que desató la ira de su padre. Le llevó ante el obispo para juzgarlo, pues Francisco declaró que "Dios era su único juez". Ante la mirada de sus padres, el obispo y todo Asís, Francisco entregó sus ropas y decidió vivir en la pobreza como Cristo, como los animales: "¡Quiero ser un mendigo!"



 ¡Está loco! ¡Está loco! "Los pájaros solo necesitan un sorbo de agua y un poco de fresas para vivir ¿Por qué no puedo vivir yo igual?". Y el "loco" se vistió con unos sacos y fue a vivir a San Damiano. Solo su amiga Clara di Favorone, la chica más bella de Asís, no le tomó por un loco: "Yo creo que antes estabas loco, no ahora".





   El que fue un vividor egoísta vivía ahora entre vagabundos y atendía a los leprosos, que antes le habían dado asco. Él, que había sido el nº 1 se había convertido en el último de los hombres. Y entonces, otros siguieron a Francisco. Su amigo Bernardo de Quintevale, cruzado, héroe de la ciudad, lo dejó todo y se unió a la tarea de reparar San Damiano. Más tarde se le unieron Gerolamo, Silvestro, Pietro, Paolo,,, Y también Clara, huyendo de su padre, que quería casarla con algún rico heredero. Podría haberlo tenido todo, pero la muchacha decidió ocuparse de quien nadie se ocupaba ¡Vaya palo para la ciudad de Asís!


  Francisco y Clara descubrieron un mundo increíble que su privilegiada vida anterior no les había dejado ver. Todo cuanto tenían a su alrededor era obra de Dios. Todos los seres vivos, desde el ciervo, el temible lobo, al más humilde escarabajo, eran hermanos suyos ¡Y hasta el sol y la luna! Francisco marcó un antes y un después: había que alabar tantas cosas buenas. Había visto en todas ellas a Dios, más que en los fríos templos de Asís.


San Damiano ya estaba reconstruida y a ella acudían los más pobres. Cada vez más gente escuchaba a Francisco, que les hablaba de cosas sencillas, frente a los obispos y abades que solo atemorizaban en sus sermones ¡Esto es intolerable! ¡Hay que detener a ese loco de Asís!
  Francisco marchó a Roma para que el papa Inocencio III le indicase si había errores en su entusiasta fe. Los cardenales se horrorizaron al ver al poverello y a sus andrajosos seguidores. Y Francisco se horrorizó al ver que el papa y sus colaboradores, los representantes de Cristo, vivían en una lujosa basílica llena de mosaicos dorados ¿Qué respuesta daría el implacable Inocencio III, perseguidor de herejes y soberano de puño de hierro?


 Pero el pontífice tuvo una visión ¿Sueño? ¿Aparición? A veces no hace falta consultar con la almohada para ver cosas evidentes. El papa vio a un hombre cubierto de harapos sostener la bóveda de la basílica, que temblaba ante un terremoto: y aquel hombre era Francisco. "Este es el hombre que reparará la Iglesia". Cuando Francisco le consultó sus dudas, el papa le respondió: "En nuestra obsesión por el pecado original a menudo olvidamos la inocencia original. No dejéis que eso os suceda a vos". Y aprobada su comunidad, convertida en la orden franciscana, Francisco continuó su labor hasta su muerte.


Tu huella nunca podrá ser borrada, Francisco. Nos dejaste mucho más de lo que crees. Y ojalá muchos más te conocieran y te escucharan.

¡GRACIAS!




4 comentarios:

  1. Juan Antonio Moscoso Zurita.
    ¡ANIMO DIEGO!, gracias por estas entradas que nos regalas y por subirnos la moral con ésta en concreto. Francisco fue verdaderamente importante como hombre, su obra y su orden siguen en la mente de muchos y se le sigue recordando en multitud de obras artísticas y literarias como la afamada y también llevada al cine "El Nombre de la Rosa". Desde pequeño mi abuela, muy devota de San Francisco, me llevaba a "verlo", una estatua que hay aquí en una iglesia de mi pueblo, y todavía paso a verlo de cuando en cuando con el recuerdo de ella.
    ¡ADELANTE!, hoy más que nunca, miles de visitas te aguardan.

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  2. Gracias por tus palabras, Elena. Creo verdaderamente que es una figura irrepetible. Y entre otras cosas, creo que trasciende en cuanto a superar la imagen del típico santo de altar y estampita. Para mí es uno de los pocos que merecen ser llamados santos, pues es uno de los pocos que merecen ser llamados cristianos.
    Mucho podría hablar de mi admiración por este gran personaje. He intentado resumir su vida y pensamiento. Pensemos en todo lo que Francisco generó. La protección del medio ambiente, la noción de el efecto que ejerce el ser humano sobre el planeta, las leyes en defensa de los animales, el pacifismo... todo ello no habría sido posible sin Francisco. En una Edad Media con problemas e inquietudes MUY distintos, Francisco comenzó a hablar de estos temas, a defenderlos y, lo que es más importante, a haced que los demás lo defendieran.
    Gracias de nuevo, Elena

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  3. ¡Venga Diego! ¡Hay que venirse arriba! Que nos hace falta el Diego de siempre, dinámico y alegre. Toma buena nota de San Francisco y mira lo bueno de lo que te rodea. ¡Ánimo!

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  4. Tus palabras, Jose, son como siempre de enorme valor ¡Gracias!

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