Recibieron distintos nombres y durante años fueron mi referencia de lo que fueron los vaqueros del lejano oeste. Todavía hoy al pensar en western sigo teniéndoles inconscientemente en mente.
El vaquero sin barba fue el más "maltratado". Perdió su sombrero y su pañuelo, pero gracias a las ferias ha podido recuperarlos.
Tampoco conservo la caja, pero en el diorama de la foto de detrás podemos ver a los vaqueros en una escena de la calle. Los vecinos del pueblo se asustan contemplando cómo el sheriff detiene a un bandido. Los dos cow-boys seguramente se dirigían al saloon cuando vieron la escena. Lo mismo que el doctor que conduce su carreta, que se detiene sorprendido. Algunos vaqueros se habían agolpado ya en la oficina del sheriff ¿para ayudarle o para ver mejor las vistas?
¡Cuántas reses condujeron estos dos valientes vaqueros! Conocían bien la ruta de Santa Fe a Austin. Con la misma destreza manejaban el látigo que el revólver.
Ambos fueron una leyenda más del western de Playmobil, los pioneros de este pequeño gran mundo.
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