viernes, 2 de junio de 2017

Los visigodos en Cuarto Milenio

Ya sé que Cuarto Milenio no goza de mucha fama, al menos de fama "racional". Pero si le quitamos todo lo que tiene que ver con ovnis y psicofonías, es un programa bastante bueno y yo, personalmente, soy seguidor, aunque mal seguidor, pues lo ponen a horas intempestivas. Y también hay que tener en cuenta que en los últimos años, su presentador Iker Jiménez ha ido prescindiendo cada vez más de los parapsicólogos de turno en favor de cada vez más historiadores, científicos y demás expertos. Además, Cuarto Milenio ha tocado temas que más tarde entraron oficialmente en los telediarios oficiales, como por ejemplo los peligros de internet o los contactos de ciertos grupos terroristas.

Hace ya dos semanas de la edición de la que voy a hablar, pero no he tenido tiempo de comentarla hasta hoy. El programa dedicó un reportaje a uno de los períodos más misteriosos de nuestra historia y uno de los de mayor interés para mí: el reino visigodo. Pero viniendo de Cuarto Milenio no trataron la etapa en sí, sino su relación con un tema recurrente del mundo del misterio: los nazis.
Se trataba, concretamente, del yacimiento de Castiltierra (Segovia), una necrópolis visigoda de la que se volvió a hablar hace unos años. Durante la II Guerra Mundial, Heinrich Himmler, el jefe de las SS, visitó España para, como ya es sabido, buscar nada más y nada menos que el Santo Grial. Creía que se encontraba en Montserrat, pero eso es otra historia... Durante su visita asistió a una corrida de toros, de la cual se horrorizó (se ve que era muy "sensible", sí...); además del Museo del Prado. Estando allí, se le informó de la necrópolis visigoda de Castiltierra, cuya excavación corría a cargo de un arqueólogo filonazi, convenciéndole de que ahí estaba el vínculo ario con España. Ario o no ario, lo cierto es que los godos vinieron de Germania ¿Legitimaría esto una futura conquista de España?

Lo cierto es que Himmler se interesó por la necrópolis de Castiltierra, pero al final no fue al pequeño pueblo segoviano. En su lugar mandó a unos cuantos dignatarios. Los arqueólogos, para favorecerles, buscaron hombres rubios con ojos azules para que se disfrazaran de trabajadores de la excavación y convencieran a los nazis de que aquella era una tierra aria.
El caso es que la excavación prosiguió y salieron a la luz una notable cantidad de ajuares funerarios, con piezas valiosas, especialmente las famosas fíbulas visigodas. Aquí llegó el turno de Nacho Ares, el arqueólogo oficial de Cuarto Milenio. Ante una reproducción (como siempre una pasada, felicidades al equipo del programa) de una de las tumbas, Nacho fue explicando lo que se podía encontrar en ellas.

Naturalmente, aunque en la reproducción aparece una de las coronas votivas del rey Recesvinto, Nacho indicó que había sido puesta para adornar, ya que no están en la necrópolis. Señaló, eso sí, que estas coronas fueron fabricadas como exvoto para ser colgadas en las iglesias y nunca para ser portadas. Pero el amigo Nacho se pasó un poco de listo al decir que las famosas águilas-fíbulas visigodas que han aparecido en numerosos yacimientos, representaban a "las dos águilas del dios Odín, que le informaban de todo lo que pasaba en el mundo". Los que somos aficionados al mundo nórdico-vikingo sabemos que no eran águilas, sino cuervos, lo que Odín llevaba sobre sus hombros: Hugin y Munin. Precisamente, el cuervo es el animal que siempre se vincula a Odín (hablaré de esto en alguna de las próximas entradas de Los vikingos atacan Asturias). 
No podemos saber si esas águilas podrían ser en realidad cuervos. Es cierto que Odín recibió culto entre los antiguos godos, quienes lo llamaban Wottan. Pero no podemos arriesgarnos a afirmar que, aunque los godos se convirtieron al cristianismo, seguían teniendo reminiscencias de sus tradiciones paganas. Es posible, y es un tema del que podría ofrecer algunas pruebas, pero como en todo no sabemos si sería así o si se trata simplemente de adornos. Por otra parte, la abundancia de estas águilas en el arte visigodo sí podría indicar (o al menos hacer que nos planteemos) que se podría tratar de algún símbolo identitario, como el jabalí para los galos o el caballo para los celtíberos.
El yacimiento de Castiltierra fue abandonado. La mayor parte de las piezas fueron llevadas por los nazis a Nuremberg, al Museo Nacional Germánico y allí permanecen todavía, uno de los muchos expolios que ha sufrido nuestro país ¿Quién será el valiente Indiana Jones español que las recupere? El resto quedó en manos privadas y en el Museo Arqueológico Nacional, que es donde todas deberían estar.
El programa trató además el tema del tesoro de Guarrazar, que cuenta con las famosas coronas antes citadas. También éste fue expoliado en parte y llevado a París (cuando pueda hacer el post pendiente sobre París hablaré de ello). 
Con todo, fue una edición de Cuarto Milenio bastante interesante, que demuestra que no todo son espíritus y extraterrestres en el único programa decente de la Cuatro y Telecirco juntos.


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