martes, 25 de junio de 2019

El precio de la fama... ¿de quién?

   En junio de 2009 íbamos acabando los últimos exámenes de aquel 2º curso tan extraordinario. Aquel mismo año en el que nos despedimos de Hans Beck acababa de empezar un verano de lujo, con piscina y viaje a Suiza. Me había librado de unas prácticas no remuneradas (como descubrirían más tarde los que sí las hicieron) para no tener que sufrir los calores madrileños de julio.
  El 26 de aquel junio la radio matutina informaba de la muerte inesperada de Michael Jackson la noche anterior. Para los que crecimos en los 90, Michael Jackson era ese tipo raro con cara de mujer y apenas nariz que salía de vez en cuando en la tele con gafas de sol y que había acabado en juicios por asuntos turbios... Aquel que Homer Simpson usaba para situar hechos del pasado: "Michael Jackson era negro entonces..."




 También era el tipo del "videoclip con Macaulay Culkin" (Black or White) que ponían en las tiendas de discos (¿existe todavía alguna?), porque por aquel entonces, para los chavales de principios de los 90, el famoso era Macaulay, el de Solo en casa.




  La tele se encargaría aquel día de hablar y bastante de la muerte de Jackson. Familias enteras destrozadas, a lágrima viva, lamentaban desconsolados la muerte del "Rey del Pop". "No puedo creer que Michael esté muerto"-clamaba una niña. Está visto que todos habían olvidado los "asuntos" de Jackson, aquel niño en el balcón y su extraño mundo de Peter Pan en su rancho de Neverland...
  Aquel 26 de junio tenía el último examen del curso: Barroco Español. El catedrático, con quien aprendimos que "la catedral de Murcia es la más bonita de España", que "le gustaría tener una escultura de Alonso Cano en su casa" y que "la reina de Dinamarca era poco femenina", dictó las preguntas y nos hizo una vez más preguntarnos si los catedráticos de nuestra facultad y sus acólitos no formaban quizá una secta elitista, pasota y consumidora de drogas... 
Entremedias del examen, al catedrático se le ocurrió decir:
-¿Ya saben ustedes que se ha muerto el Rey del Pop? Ahora ya podrá bailar aquello de Thriller...
Recordemos aquel videoclip zombie de Jackson, pero especialmente la parodia genial de El Informal. Y recordemos también que si el catedrático interrumpía su propio examen para soltar esta observación venía solamente a demostrar lo poco que le importaba su asignatura, como ya había venido demostrando a lo largo del cuatrimestre...


"Si tú eres malooo, yo soy más..."

  Terminado el examen, antes de volver a casa, cogí el ABC, como en el caso de Hans Beck. Y, naturalmente, Jackson era noticia principal, en portada e interior. Pero al llegar a la última página me encontré una noticia olvidada: aquella misma noche había muerto también la actriz Farrah Fawcett.




   La rubia de Los ángeles de Charlie, la bellísima chica sonriente del póster que llenó cientos de habitaciones en los 70, una de las actrices más hermosas de la historia, había muerto de cáncer a los 62 años la misma noche del Rey del Pop, sin que nadie se acordase de ella. ¿Para qué acordarse de ella? Amada por medio mundo ¿qué importaba ahora? Era a Jackson, el cantante maldito a quien condenamos en vida, al que había que llorar.



Los pocos minutos que aparece en La fuga de Logan ya merecen la pena.


  Entonces recordé lo que decía el protagonista de Cuenta conmigo sobre el niño muerto al que van a buscar: "Lo más terrible no es que hubiese muerto, es que nadie se había acordado de él". Hollywood nos demostraba una vez más lo terrible y despiadado que puede llegar a ser con "lo que ya no sirve". La muerte de Farrah no era una muerte de drogas, ni una muerte joven, ni la muerte de un personaje maldito. Ninguna de las muertes "aceptadas" por los medios. Había sido una muerte en familia, sola, ensombrecida por la del tipo raro-de pronto-querido por todos.
  Naturalmente, la tele no le dedicó ni un pequeño reportaje a Farrah. Su marido, Ryan O'Neill, podía decir ahora a la fuerza la frase con la que su personaje iniciaba la película de Love Story: "¿Qué se puede decir de una chica que ha muerto?".



  Al año siguiente, en la ceremonia de los Oscars, tocaba recordar a los actores fallecidos en 2009. A Jackson, que solo hizo una película en toda su vida, le dedicaron varios minutos. A actores totalmente desconocidos, otros pocos. A Farrah, que había rodado 19 películas, además de numerosas series y telefilms, ninguno. Con su imagen, todo un icono sexual, su sonrisa eterna, una nueva Afrodita, una nueva Freya, Farrah había hecho millonarios a marcas, productoras, etc. El agradecimiento por toda una vida dedicada al espectáculo no existía. El precio de la fama. La propia fama elige quién debe ser recordado y quién no.
  Diez años después, yo sí te recuerdo, Farrah. Que todo el mundo sea recordado en vida y en muerte.


2 comentarios:

  1. La fuga de Logan! Buena distopía, film que a mi juicio envejeció mal y hoy por hoy bastante desconocido entre los jóvenes.

    ResponderEliminar
  2. Envejeció muy muy mal, la idea del futuro en los 70 sigue siendo tan psicodélica que no es seria... Pero como distopía está bien.

    ResponderEliminar